Lo primero que hay que hacer es conseguir una buena olla, con espacio suficiente para cocinar el pulpo y los demás ingredientes. Allí, hay que poner a hervir abundante agua.
Mientras el agua se calienta, puedes aprovechar para ablandar el pulpo (ya limpio). Para esto, vas a necesitar un rodillo de cocina o un mazo. Tendrás que ir golpeando la carne del pulpo, pero sin llegar al punto de dañarla o romperla.
Una vez que el agua esté hirviendo, hay que agregar un puñado de sal de cocina. Esto debe hacerse una vez que el agua esté caliente, y no antes, porque sino el líquido tardará más en calentarse.
Si deseas perfumar el agua, agrega también una hoja de laurel (opcional).